¡Huir, no es la mejor salida!


¡Huir, no es la mejor salida!



“Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida…” 1 Reyes 19:3 (RVR)


Es interesante pensar en los sorprendentes milagros que Dios llevó a cabo por medio del profeta Elías. Hacer descender fuego del cielo en el Monte Carmelo y derrotar a 850 falsos profetas de manera espectacular no era para poco y aunque aparentemente todo estaba bien, algo sucedió cuando Elías fue amenazado de muerte por la reina Jezabel, porque desde ese momento el profeta entró en una depresión tan profunda que sólo pensaba en morir.


Tal vez hoy sientes que estás pasando por un periodo de sequía espiritual a pesar de ser un gran instrumento en las manos de Dios, sientes cómo el cansancio y el desaliento toman lugar en tu vida y solamente piensas en huir de la situación y abandonar el ministerio por las constantes amenazas que has recibido de satanás. O puede que estés tan ocupado animando a otros que, sin darte cuenta, tu propia vida parece venirse para abajo.


Todas estas crisis que ahora estás viviendo, las experimentó Elías en pleno servicio y ministerio. El profeta, al igual que nosotros, luchó con sus sentimientos, estaba decepcionado de la vida. ¡Quién lo creería! Un hombre como Elías que dependía plenamente de Dios pensaba en morir sin ver una sola salida a su situación.


Debemos entender que aunque seamos creyentes, tengamos ministerios y estemos haciendo la obra de Dios, las crisis siempre estarán presentes, pero de nosotros depende cuán profundas pueden ser sus raíces en nuestras vidas.


El profeta Elías logró superar todas esas crisis, porque Dios confrontó sus emociones y lo mandó a actuar. Él entendió que después de grandes victorias pueden venir las crisis, pero después de esas crisis vienen las más grandes victorias.
 
Tal vez en medio del conflicto has dicho: “No podré hacerlo, es demasiado difícil para mí. Nada me sale bien, siempre fracaso. Será mejor que me rinda porque parece que Dios no me escucha.”

Si estos pensamientos han rondado por tu mente, Dios quiere confrontar tus emociones. No creas que huyendo del problema las cosas van a solucionase o que terminar con tu vida será la mejor salida. ¡No!
En lugar de pensar negativamente, piensa de manera más optimista, sabiendo que en ese proceso Dios no te abandonará y con su ayuda lo lograrás; porque todo lo puedes en Cristo que te fortalece. (Filipenses 4: 13).


¿Qué reacción nos das?

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